Es evidente que los Elfos se han popularizado a partir de las descripciones que de ellos hace Tolkien en El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarillion. Sin embargo, Elfos han existido en otras culturas, en los mitos y en las leyendas mucho antes.
Es posible que la denominación provenga de la Mitología Nórdica, en la que Elfos eran el conjunto de todos los Seres Fantásticos que poblaban esas frías tierras. Tampoco aquí había tantas distinciones de razas élficas como las creadas por Tolkien. Sólo se dividían en los Elfos de la Luz y los Elfos de la Oscuridad, liosalfar y dockalfas. Cuando los Elfos llegan a Escocia se identifican con Seres Feéricos de tamaño humano, y Elfame es el País de las Hadas. Por el contrario, en Inglaterra son las Hadas de tamaño diminuto las que reciben este nombre, y la literatura francesa y victoriana populariza esta figura minúscula que habita en las Colinas de los Elfos, confundiéndose en ocasiones con el Duende o el Gnomo, como ha sido habitual en los paises mediterráneos e hispanoamericanos.
En las distintas lenguas nórdicas nos encontramos con los elves ingleses, los alfar germánicos, los elv daneses, los elfvar suecos, elfor o ellefolk escandinavos, alp y elbe alemán, aelpen anglosajón y alfa islandés. Sin embargo, podría indagarse en la denominación una posible raíz latina: albus, blanco.
Las más bellas descripciones de los Elfos míticos las encontramos en Escandinavia, donde también se les conocía como el Pueblo de las Huldre. Los elfor escandinavos son miembros de una antigua cultura, amantes de la música, la danza y las artes. Dominan los secretos de la naturaleza y de las hierbas mágicas, conocen los astros y el futuro, viajan sobre los rayos del sol, pueden atravesar cualquiera de los elementos, pero prefieren la cercanía de las aguas.
Si quieres saber algo más de los Elfos, siéntate, escucha la música, acércate al fuego y atiende, alguien está contando una historia sobre un bosque habitado por elfos en éste instante...
sábado, 31 de octubre de 2009
Los Elfos
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Etiquetas: hada
TAM-LIN
Janet, la hermosa hija de un conde de las Tierras Bajas, vivía junto a su padre en un castillo de piedra gris rodeado por verdes praderas. Un día, cansada de coser en su gabinete y de jugar largas partidas de ajedrez con las damas de la corte de su padre, se puso un vestido verde, trenzó su pelo rubio y salió sola a dar un paseo por los frondosos bosques de Carterhaugh.
El sol doraba los claros silenciosos donde el césped era tan mullido como una alfombra. Bajo la sombra verde crecían exuberantes las rosas silvestres y los largos tallos de las campanillas blancas formaban un dosel sobre los senderos.
Janet extendió la mano y cortó una rosa blanca para prenderla en su cintura. Apenas había separado la flor de la rama, apareció un joven frente a ella en el sendero.
-¿Cómo te atreves a cortar las rosas de Carterhaugh y a pasar por aquí sin mi permiso? -le preguntó.
-No quise hacer nada malo –se disculpó ella.
-Mi misión es proteger estos bosques y cuidar que nadie perturbe su paz –dijo el joven.
Luego sonrió lentamente, como alguien que no ha sonreído durante mucho tiempo, y cortó una rosa roja que crecía junto a la rosa blanca que Janet tenía en la mano.
-Sin embargo, sería muy feliz si pudiera dar todas las rosas de Carterhaugh a una dama tan hermosa como tú.
-¿Quién eres, joven gentil? -preguntó Janet mientras tomaba la rosa.
-Me llamo Tam Lin –respondió el joven.
-¡Oí hablar de ti! Eres el caballero elfo –exclamó Janet y arrojó la rosa con temor.
-No temas, hermosa Janet –dijo Tam Lin-. Aunque me digan caballero elfo, soy tan humano como tú.
Y Janet escuchó asombrada mientras Tam Lin relataba su historia.
-Mi padre y mi madre murieron cuando era muy pequeño y mi abuelo, el conde de Roxburght, me llevó a vivir con él. Un día, mientras cazábamos en estos mismos bosques, comenzó a soplar un viento extraño desde el norte, que secó todas las hojas de los árboles. Sentí que me invadía un sueño profundo y me fui alejando de mis compañeros hasta que caí del caballo. Al despertar, estaba en la tierra de las hadas. La Reina de los Elfos me había raptado mientras dormía.
Tam Lin hizo una pausa, como si estuviera recordando esa tierra verde y encantada.
-Desde entonces –continuó-, estoy sujeto al hechizo de la Reina de los Elfos. Durante el día cuido los bosques de Carterhaugh y por la noche vuelvo a la tierra de las hadas.¡Oh, Janet, cómo quisiera regresar a la vida humana de la que me arrancaron! Deseo con todo mi corazón verme libre del encantamiento.
Tam Lin hablaba con tanta pena que Janet preguntó conmovida:
-¿Y no hay ninguna manera de lograrlo?
Tam Lin tomó las manos de la joven entre las suyas.
-Esta noche es Halloween, Janet –dijo-, la noche entre todas las noches en que hay una posibilidad de devolverme a la vida humana. En Halloween los seres mágicos viajan a otra comarca y yo voy con ellos.
-Dime cómo puedo ayudarte –dijo Janet -. Lo haré de todo corazón.
-Al llegar la medianoche –le explicó Tam Lin-, debes ir a la encrucijada y esperar allí hasta que pase la caravana de los seres mágicos. Cuando veas acercarse al primer grupo, no te muevas y déjalos seguir su camino. Lo mismo harás con el segundo grupo. Yo iré en el tercer grupo, montado en un corcel blanco como la leche y llevaré una corona de oro en la cabeza. Entonces correrás hasta mí, Janet. Derríbame del caballo y abrázame. No importa que hechizos lancen sobre mí, abrázame fuerte y no me sueltes. De esa manera podrás devolverme a este mundo.
Esa noche, poco antes de las doce, Janet corrió hacia la encrucijada y se ocultó entre los arbustos espinosos. La luz de la luna centelleaba en el agua de los arroyos, la sombra de los arbustos dibujaba figuras extrañas sobre la tierra y las ramas de los árboles crujían aterradoramente sobre su cabeza. El viento traía un leve sonido de galope. Se acercaban los caballos mágicos.
Janet sintió que un escalofrío le recorría la espalda y se encogió en su capa mientras miraba expectante en dirección al camino. Primero vio el brillo de los arneses de plata, luego la estrella blanca en la frente del caballo que encabezaba el cortejo y pronto apareció ante su vista un grupo de seres mágicos con caras pálidas de rasgos afilados en los que se reflejaba la luz de la luna y extraños bucles élficos que se agitaban en el viento mientras cabalgaban.
Mientras pasaba el primer grupo, encabezado por la Reina de los Elfos que montaba un corcel negro como la noche, Janet se quedó inmóvil y los miró alejarse. Tampoco se movió cuando pasó el segundo grupo. Pero en el tercer grupo distinguió el caballo blanco de Tam Lin y vio el brillo de la corona de oro sobre su frente. Entonces salió de la sombra de los arbustos, corrió a sujetar las riendas del caballo, derribó a Tam Lin de la silla y lo rodeó con sus brazos.
Inmediatamente brotó un grito espectral:
-¡Tam Lin se escapa!
El caballo negro de la Reina de los Elfos corcoveó al sentir el tirón de la rienda para detenerlo. La Reina se volvió y sus ojos hermosamente inhumanos se detuvieron en Janet y Tam Lin.
Mientras Janet lo abrazaba con todas sus fuerzas, la Reina lanzó un hechizo sobre Tam Lin, quien se fue encogiendo más y más hasta transformarse en una lagartija escamosa. Janet la mantuvo apretada contra su pecho.
Luego sintió que algo se deslizaba entre sus dedos y la lagartija se transformó en una serpiente fría y escurridiza que se le enroscó al cuello mientras la sujetaba firmemente.
Un momento después, sintió un dolor ardiente en las manos y la fría serpiente se transformó en una barra de hierro al rojo. Lágrimas de dolor corrían por sus mejillas, pero Janet siguió abrazando a Tam Lin con la decisión de enfrentarse a lo que fuera para salvarlo.
Por fin, la Reina de los Elfos comprendió que había perdido a Tam Lin para siempre por la fuerza del amor de una mortal y le devolvió su aspecto original. En brazos de Janet, Tam Lin era nuevamente un ser humano. Janet lo envolvió triunfalmente en su capa. Y mientras la caravana reanudaba la marcha y una afilada mano verdosa tomaba las riendas del caballo en que había montado Tam Lin, se escuchó la voz de la Reina de los Elfos en amargo lamento:
-Hemos perdido al más apuesto de todos los caballeros de mi cortejo en manos de los mortales. ¡Adiós, Tam Lin! Si hubiera sabido que una mortal sería capaz de arrancarte de mi lado con su amor, te habría quitado el corazón humano y puesto en su lugar un corazón de piedra. Y si hubiera sabido que la hermosa Janet vendría a Carterhaugh, habría transformado tus ojos grises en un par de ojos de madera.
Mientras la Reina hablaba, la pálida luz del amanecer comenzó a iluminar la tierra. Con un grito sobrenatural, los jinetes mágicos espolearon sus caballos y se alejaron a toda velocidad. El sonido de las campanillas de los arreos se desvaneció en la distancia.
Tam Lin besó con ternura las doloridas manos llenas de quemaduras de Janet y juntos regresaron al castillo de piedra gris.
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Etiquetas: cuentos
jueves, 29 de octubre de 2009
historias de hadas para adultos
Daína Chaviano
Título original:
Editorial: Minotauro
Año publicación: 2007 (1986)
Temas: Literatura : Ciencia ficción / Literatura : Cuentos y relatos / Literatura : Fantástica
Historias de hadas para adultos de Daína Chaviano:
Un misterioso granero donde se esconde un secreto; animales que no podemos ver, pero que están a nuestro lado; personajes que intentan sobrevivir en medio de la eterna lucha entre el Bien y el Mal; hadas que escapan de los cuentos infantiles y aparecen en planetas remotos... La magia, el terror y la poesía se conjugan para llevarnos a otra realidad, oculta en la imaginación del ser humano. En «La Granja», Gilberto llega a una extraña finca cuyos habitantes se comportan de extraña manera. Allí descubrirá que un granero que es algo más de lo que aparenta. Esta historia recupera y transforma el legado de las leyendas artúricas. En «La Dama del Ciervo», Vrena y Adante son los protagonistas de una historia de amor prohibido que se verán atrapados en la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Una historia cargada de referencias bíblicas y de mitos clásicos. Finalmente, «Un hada en el umbral de la Tierra» mezcla hábilmente elementos clásicos de la ciencia ficción y de la literatura de terror. Una madre y su hijo que permanecen atrapados en un planeta helado descubrirán que las hadas pueden ser algo diferente a lo que narran los cuentos infantiles. Daína Chaviano nos transporta a un universo literario cargado de referencias sobre las leyendas artúricas, los cuentos de hadas, los relatos bíblicos y las mitologías clásicas, entre otras. Temas pertenecientes a la infancia de la humanidad son vistos bajo una óptica nueva que obliga a contemplarlos desde otra perspectiva.
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Etiquetas: libros
Te Quiero....
Te quiero como el sol quiere a la luz, como el fuego a la llama, la lluvia a la tierra, y el condor a la alta montaña.
Te quiero como el bien quiere a la vida, como a la fuente el agua, la caricia a la piel, y a la voz la palabra.
Te quiero como nunca se quisieron el dolor y la lágrima,la armonía y la música,la torre y la campana, la rosa y el jardín,la penumbra y el alba, el verso y el papel.
Te quiero como más no se puede querer Y aunque el Amor muriera,
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Etiquetas: poesía
El amor
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Etiquetas: reflexiones
martes, 27 de octubre de 2009
domingo, 25 de octubre de 2009
Un altar para las hadas
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Etiquetas: rituales
viernes, 23 de octubre de 2009
El silencio de las hadas...
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El amor de un hada...
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Etiquetas: cuentos